lunes, 6 de abril de 2009

Esa otra vida


Este dolor que no puedo comprender, que no puedo controlar,

más allá del sentimiento, de las lágrimas que en fuga van formando la distancia
se encuentra el dueño de un corazón a medias.

Ahí en la incertidumbre del mañana, en el transcurrir de los días vacíos se prolonga la agonía (mí agonía),
viajando en las ondas de una fina e irrompible fibra.


Este dolor decía que absorbe los segundos, llenos de latidos irregulares me vuelve fría, distraída, fugaz.

Acaso presiento el fin en la oscuridad inpensante?

Enmudezco ante las palabras de ese otro
que me obliga a desandar por una realidad no elegida.

Quizás pertenezca a esa otra vida (completa)

que espera tranquilamente en el costado de tu río.
Quizás ese río no exista y me he inventado recuerdos para no ceder ante este hoyo que irremediablemente me empuja a la nada

©Verónica Petek

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