lunes, 6 de abril de 2009


Y eso que mueve tus pies hasta mí, no es otra cosa que el amor,
que choca en vos y vuelve (a mi corazón)
Son esas cosas las dueñas de la vida, tú nostalgia, mi risa,
el flash panorámico que vive cada día sin convertirse en pasado.

En todo lo que hacemos existe el rastro brillante del amor.

Me deshice de las manijas sueltas y los guantes huérfanos,
terminé el análisis del dolor (no tiene sentido
cuando no conozco tu rechazo)
Tu luz mueve mi sangre,
como un amanecer visto desde el espacio.

El espectáculo ya no son las cosas,
ahora es simplemente la felicidad.



© veronica petek

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