
Todo cuanto ame quedo impreso,
como mancha de tinto
pereciendo eternamente en los hilos del mantel.
Sucumbí a la nostalgia y en las hilachas enfermizas
desaparecí en una delgada línea , cual eclipse culminante.
El dolor asió con el amor, quedando solo un rastro seco, que se empeña
en arruinarte la mejor cena.
© veronica petek
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